
Estados Unidos siempre ha sido una de las potencias más poderosas del mundo y cuando queremos resaltar lo malo que tiene la República Dominicana o cualquier otro país en vías de desarrollo, siempre lo colocamos en un pedestal superior y además lo utilizamos como el modelo a seguir. Sin embargo, muy pocas personas son capaces de reconocer la existencia del lado sumamente oscuro y cínico de este, que hace su aparición cuando sus intereses corren cualquier tipo de peligro.
Para ilustrar esto, el caso de Chile nos cae como anillo al dedo. Chile, junto a otros países latinoamericanos, era uno de los más beneficiados del programa Alianza por el progreso, que consistía en que estos recibían cualquier tipo de ayuda económica, pero debían mantener un sistema político muy similar al de Washington. Cuando se anunció la candidatura de Salvador Allende, quien era eminentemente socialista y mantenía una buena relación con Fidel Castro, Estados Unidos comenzó a mover sus fichas, ya que como dice Fontana: “el triunfo electoral de Allende representaría el fracaso total y definitivo de la política de atracción que se había iniciado…” con ese proyecto.
A partir de ese momento, toda la atención del gobierno norteamericano estaba enfocada en destruir a Salvador Allende. Para esto, financiaron una serie de operaciones encubiertas para apoyar a Eduardo Frei y al Partido Demócrata Cristiano para que derrotaran en las elecciones a Salvador Allende y al Frente de Acción Popular (FRAP). Ahora bien, para asegurarse de que Allende fuera eliminado a como diera lugar el 15 de septiembre del año 1970 el presidente Richard Nixon ordenó a la CIA que preparan un golpe de Estado como su as bajo la manga. Fontana destaca que “las notas manuscritas tomadas por Richard Helms, quien era el director de la CIA en ese entonces son el primer documento existente en el cual un presidente norteamericano ordena el derrocamiento de otro elegido democráticamente”.
El 16 de septiembre de 1970, el proyecto FU/BELT estaba en sus primeras etapas de desarrollo. La CIA se movilizó inmediatamente en Chile y se dedicó por órdenes de Nixon a atacar la economía Chilena creando cierto malestar en esta y teniendo contacto desde un primer momento con las empresas estadounidenses establecidas en Chile como Anaconda y Kennecott en la minería, y la ITT en las telecomunicaciones. Todas estas fueron las primeras en propinarle apoyo a la CIA, porque unas de las medidas que tomaría Salvador Allende al inicio de su mandato, eran la nacionalización del cobre y de las telecomunicaciones, perjudicándolas significativamente.
Otra de las misiones llevadas a cabo por la CIA para impedir la llegada de Allende al poder fue el asesinato al general Schneider, que era el comandante en jefe del ejército en el momento de las elecciones presidenciales de 1970. Al principio, se había planeado secuestrarlo y sacarlo del país, sin embargo el día del secuestro todo se vino abajo. Al día siguiente, lo emboscaron y lo asesinaron. Esto no impidió que el 25 de octubre de 1970 Salvador Allende se rectificara como presidente de la República de Chile.
La propaganda contra Allende continuaba a cargo de El Mercurio, un periódico muy importante en Chile que recibía grandes cantidades de dinero para publicar artículos en los cuales se desacreditara la figura del candidato presidencial. Pero, ni eso pudo restarle popularidad a Allende, por lo que en junio hubo un primer intento de golpe de estado, muy mal organizado y apresurado, siendo fuertemente aplastado.
Más adelante, la CIA se encontró con otro obstáculo, la oposición que podía representar el general Carlos Pratts (sucesor del general Schneider) a un segundo golpe de estado. Para sacarlo del camino, Estados Unidos a través de El Mercurio con la publicación de información que comprometía mucho sus relaciones personales, logró que en agosto este dimitiera a su cargo. Por esta situación, el 23 de agosto de 1973 el presidente Salvador Allende designó al general Augusto Pinochet como comandante en jefe del ejército de Chile, sin imaginarse que este sería el que lo apuñalaría por la espalda.
Así pues el 11 de septiembre de 1973, el palacio La Moneda fue atacado y bombardeado, efectuándose perfectamente el golpe de Estado. Una de las evidencias que más destaca el involucramiento de Estados Unidos en esta operación es que en las grabaciones que hay de las comunicaciones a través de radios entre los comandantes de las tres armas se escucha: “They said that Allende committed suicide, dígame si me entiende” indicándonos claramente que habían más personas escuchando estas comunicaciones, y durante la comunicación el hablante la tradujo al inglés para que Estados Unidos entendiera que el derrocamiento había salido como se había planeado, sin errores.
El caso de Chile es el ejemplo más claro en el que se muestra la actitud de Estados Unidos y la acción de este cuando sus intereses son puestos en peligro. Eso son los Estados Unidos que muchos se niegan a reconocer por altos niveles de ignorancia. Una potencia a la cual no le importa destruir todo lo que una nación inferior a ellos ha creado si sus prioridades son puestas en juego. Además, es importante destacar que después de lo provocado en Chile, ellos no se detuvieron siguieron atacando otros gobiernos que para ellos tenían relaciones con Castro o con el comunismo. El mensaje es claro; haremos todo lo necesario por el bien de nuestro imperio.
Fuente:
- Fontana, J. (2011). Por el bien del imperio. España: Ediciones de Pasado y Presente.
Por Juan Diego Duarte R.
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