Autoridades nulas




El mal funcionamiento del tránsito vehicular en la República Dominicana, está directamente relacionado con la falta de educación, que tienen la gran mayoría de sus habitantes, y con el abuso de poder auspiciado por una gran parte de los dominicanos que tienen un título de funcionarios del gobierno.


Ahora bien, yo me pregunto ¿Era esto así en el pasado?


La Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) es el organismo encargado de velar que todas las personas que transiten en las calles de nuestro país, cumplan al pie de la letra cada una de las leyes tránsito que han sido estipuladas anteriormente. Esta institución fue fundada por el ya difunto y ex-guerrillero Hamlet Hermann en el año 1997, quien sí tenía una amplia concepción de conocimientos para reparar y tratar de crear cierta conciencia en cada uno de los conductores del país, incluyendo la educación vial que se proveía si se cometía cualquier infracción. Se dice que AMET tuvo uno de sus períodos más efectivos cuando Hermann era el director de este organismo. Este se preocupó porque sus agentes fueran respetados por la sociedad dominicana, y lo logró con mucha disciplina y rectitud ante los transgresores de la ley.


Luego de que este señor se retiró de su cargo, por este han pasado un sinnúmero de personas que no tienen la formación, digamos óptima, para controlar el caos que predomina en nuestras avenidas y sus respectivas intersecciones. Cuando nació AMET era independiente y solo respondía a la presidencia de la República Dominicana, ya para enero del 2004 fue incluida como una subdivisión de la Policía Nacional (P. N). Este cambio provocó una disminución en la eficiencia de dicho organismo, puesto que ahora depende de la policía y no pueden especializarse por su falta de individualidad.


En los últimos años, hemos escuchado las famosas frases; “¿Usted sabe quién soy yo?”, “Yo soy una fiscal…”, “¿Usted sabe con quién se está metiendo?” Todas estas han salido de la boca de personas que entienden que al ocupar un cargo público son impunes y hacen un mal uso del poder, en lugar de ser ejemplo para modelar nuestra sociedad hacia el deber de ser y cumplimiento de las leyes. Son estos los individuos que como país hemos elegido para que nos guíen en un proceso de desarrollo continuo en el ámbito social, económico y político, sin embargo carecen de educacion, voluntad y transparencia y, con todo esto no hacen más que perpetuar el salvajismo que vivimos, pues actúan de manera inescrupulosa y muchos de ellos, al igual que sus familiares, creen que porque ellos tienen un alto cargo en el gobierno pueden hacer con la ley lo que les plazca y encima, tienen la dicha de salir victoriosos ya que los directores de AMET en vez de apoyar a sus agentes que estaban haciendo su trabajo correctamente, deciden castigarlos y encarcelarlos.


A raíz de esto,  la actitud de los conductores dominicanos hacia estos agentes se ha agravado y se ha generado la siguiente cuestionante en la mayoría de los ciudadanos comunes: ¿Si los que dictan las leyes y las hacen cumplir son los primeros transgresores de esta, por qué yo debería cumplirla?


Y así, se va construyendo el caos, pues casi nadie los respeta, por esta razón es que en los últimos meses han habido casos en los cuales estos agentes han optado por utilizar la fuerza para multar a cualquier conductor y de nuevo, han sido castigados fuertemente por sus superiores.


En algún momento debemos detenernos y pensar que estos individuos a cargo de regular el tránsito, reciben un salario mínimo, tienen cantidades de problemas, manejan altos niveles de estrés para ejecutar su labor, están bajo el sol durante un largo período de tiempo, y sobre todo eso, cuando exigen el cumplimiento de la ley, léase: cumplir con su trabajo, tienen que aceptar que cualquiera les falte el respeto y les pase por encima como si no valen nada ¡No! Lamentablemente, el sistema los ha convertido en autoridades nulas, y así no es posible controlar el tránsito.

Por Juan Diego Duarte R.

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